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El subsuelo del centro de Gandia es una mina de historia y abrir zanjas en esa zona conduce casi siempre a sorpresas, de ahí que el ayuntamiento esté permanentemente vigilante. Es lo que acaba de ocurrir en la esquina que forman las calles de Sant Pasqual y de Carmesina, donde una obra privada para instalar la canalización de gas a un restaurante se ha topado, muy probablemente, con la muralla primitiva de Gandia.
Se trata del primer muro de protección que se construyó tras la toma del castillo de Bairén por parte de las tropas cristianas, y así fortificar un núcleo urbano que Jaume I levantó en lo que es el entorno de la plaza Major. Con el paso del tiempo ese asentamiento dio origen a la ciudad de Gandia.
La zanja abierta desde la plaza Major hasta la calle Carmesina halló hace unos días un muro de más de un metro de anchura con piedras que, a primera vista, ya daba la impresión de constituir el cimiento de una fortificación muy antigua. Cuando el arqueólogo municipal pidió a la empresa promotora de la obra que rebajara un poco más la excavación se pudo confirmar, casi con toda seguridad, que se trata de este elemento.
El arqueólogo que ha seguido esta obra, Paco Blay, define el hallazgo como «una potente construcción de tapia de piedra o mampostería», un hecho que se comunicó inmediatamente al departamento municipal de Arqueología que dirige Joan Negre.
Según explica Negre a este periódico, este sería el segundo tramo descubierto de la muralla primitiva de Gandia. Hace cerca de veinte años se halló en el solar del Fossar de la Colegiata el primer trecho de aquella muralla, la primera que construyeron los cristianos tras la fundación de la villa de Gandia. Negre indica que, tal y como propuso Frederic Aparisi a partir del estudio de la documentación escrita, esa fortificación se fue configurando muy probablemente entre los años 1255 y 1276, coincidiendo con los últimos años del reinado y la vida de Jaume I.
Los indicios apuntan que esa muralla primitiva de Gandia cerraba la villa al norte aproximadamente por la calle Abadia y Carmesines, con un requiebro probablemente cerca de la calle Sant Pasqual. Al oeste seguía un trazado paralelo y cercano a la actual calle Duc Carles de Borja, y finalmente el actual paseo de les Germanies delimitaba su extremo sur. El río Serpis actuaba como límite natural de la villa hacia al este. En el interior de ese perímetro están edificios fundacionales de Gandia, entre ellos la propia iglesia y el Palau.
Joan Negre explica que de esa defensa primitiva solo quedarían los cimientos bajo tierra porque los muros fueron derribados pocas décadas después, bajo el reinado de Jaume II, nieto del Conqueridor, para ensanchar la zona protegida de Gandia hasta la actual avenida de Alacant.
El ayuntamiento ya ha comunicado el hallazgo a la Conselleria de Cultura, porque este sería un bien protegido, y se han dado instrucciones a la empresa promotora de la obra para que instale la canalización de gas y cubra ese pequeño fragmento de muralla con el habitual procedimiento seguido para preservar los restos y evitar su deterioro.