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Miguel Pérez | 13 Nov 2023
Un recuerdo a Ximet, precursor del quiosco junto al Montercarlo de Gandia
Junto a la cafetería Montecarlo y el despacho de billetes de la UBESA (Unión de Benisa SA) un quiosco internacional abría sin descanso todos los días del año. Desde allí Ximet y »el seu puret» atendió a miles y miles de personas que sabían de aquel santuario quiosquero en los bajos de las Escuelas Pías de Gandia.
Siempre pasa con los grandes. En los años 80 mi tío Jaume Pérez rindió homenaje a la Tia Concha y La Amorosa dejando claro que »les xicotetes coses poden ser glòries futures». Ese audio que guardo como oro en paño me ha venido a la mente cuando me enteré este fin de semana del fallecimiento de Domingo Ferrandis. Algunos no sabrán quién es, como tampoco adónde llegó su hijo Joaquín Ferrandis. Pero cuando hablas de Ximet, no puedes dejar de esbozar una sonrisa por los recuerdos que te trae.
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Y es ahí cuando he pensado que, este tipo de personas como Ximet; la Tia Concha; Maruja la Carnissera; Elietes del Gandia, Sauret el Cego; Elies el dels Plàtanos; el Curro; Blayet; Cristobalín el amigo de los peques; y así un sin fin de nombres, autónomos, o empresas grandes y pequeñas que marcaron una época e hicieron grande Gandia. Borjan’s, Casbel (Castellá-Belda), El Oro y el Moro, Casa Lolita, El Barato de Kern, La Vital de Schneider, Sumesa, Dinos, Bon Porc,…Tal vez sea un nostálgico o simplemente tenga memoria, pero no puedo evitar dejar de recordar que entrar en el gran »hiper» que era Casa Ximet era adentrarse en la locura. Revistas, periódicos, crucigramas, sopas de letra, cromos, chucherías, todo por todos lados. Salía con su peculiar purito que yo siempre me preguntaba si lo llevaba apagado o encendido, y con su gorra. Lo que no tenía te lo pedía, lo que él no encontraba simplemente no existía.
Ximet abrió lo que ahora llaman 24/7 cuando en aquella época sin internet y con un teléfono de cable éramos más libres que ahora. Por eso era paso obligado si querías saber lo que ocurría en el mundo fuera con La Hoja del Lunes o Las Provincias como Diario Decano de la Región Valenciana. Levante, El País, Cambio16, Interviú, Pen, Lib, etc vinieron mucho más después. De fascículos mejor no hablar, pues igual te encuadernaba la flamante enciclopedia Larrouse que te guardaba la colección de El Hombre y La Tierra. Era un quiosco elevado a la categoría de santuario. Allí podías encontrar de todo y para todos. Daba igual la hora y el día. Si Ximet no estaba sobre su taburete a la puerta estaba dentro; si estaba cerrada la puerta llamabas; si el fardo de periódicos estaba en »el replanell» sabías que no tardaría mucho.
En ese vetusto local en los bajos del Real Colegio de las Escuelas Pías de Gandia estaba el quiosco de Ximet. El »ves a Ximo i porta’m» era la segunda frase más dicha después de la palabra CocaCola. Todavía recuerdo cuando iba y veía a Sentieri y a Ximet hablar entre el quiosco y el bar Montecarlo. Aquel de barra amplia y local subterráneo bajando escaleras. Era la Gandia que se evaporó y que tanto contribuyó con personas como Ximet a hacerla grande y sin embargo fueron los primeros olvidados en una sociedad que circula a velocidad de vértigo y que en aquella época vivía entre cromos y coleccionables, figuras de plástico de indios y vaqueros, o las novelas de Estefanía y el Llanero Solitario.
Está claro que los más jóvenes no sabrán de quién hablamos ni habrán experimentado lo que era entrar en aquel santuario de la prensa y la chuchería, por eso con este tipo de obituarios se rinde aunque sea pequeño, el homenaje a esas figuras que en un pasado también fueron grandes y necesarias para que hoy fuera la Gandia que conocemos. De hecho, cuando el diario independiente de la mañana era El País en la època de PRISA y Polanco, el hijo de Domingo fue director nacional del periódico. Y me llamaba la atención ver en la cabecera ese nombre de Joaquín Ferrandis (Gandia, 1965) y no poder evitar pensar en su padre, en Ximet cuando él mismo me vendía el periódico.
El viernes falleció en Gandia Domingo Ferrandis, para muchos de nosotros el de »Ca Ximet» o el quiosco de Chimo, y el sábado lo despidieron en el Tanatorio Mondúver.
Yo hoy he vuelto a recordar aquella frase de mi tío de 1980 donde decía eso de que »les xicotetes coses poden ser glòries futures». Para mí lo fue Ximo y todo lo que hizo. Espero que alguien tome nota y no olvide a los pocos que todavía nos puedan quedar como testigos de lo que hicieron en la época en la que les tocó lidiar.
Descanse en Paz, Domingo Ferrandis.
Descanse en Pax, Ximet i el seu puret.